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Esencia invernal...


Llueve en Almería, sales a la calle, hace frío, pero sales. Has quedado, hoy hay ruta de senderismo y comienzas a andar al punto de encentro, esta vez vas tranquilo, vas con tiempo. Mientras sientes la luvia caer y mojar lo que llevas junto a uno mismo, piensas que allí arria, al lugar a donde nos vamos a dirigir, estará nevando, una sonrisa se dibuja en mi cara, y en mente ya estoy emocionado, pero falta ver si el resto de la gente sigue con el plan inicial.
Punto de encuentro llegan los demás, todo sigue en pie, vamos camino de la nieve voy camino de mi elemento, y como extra, me acerco a aquello que más me importa más allá de la nieve y que no va a poder estar allí conmigo.
A la altura de Fiñana, la lluvia se vuelve aguanieve y más pronto que tarde nos encontramos inmersos en una estupenda nevada. El tráfico se ralentiza, un carril queda impracticable, y el tiempo se detiene. La incertidumbre de si llegaremos a destino se mezcla con la pena de saber que no podrá venir.
Pero ir despacio y estar parados tiene la ventaja de poder contemplar el paisaje detenidamente. Un paisaje extraño, porque cuando lo miro, da lo mismo la gente preguntando que va a par, da igual la música de la radio, porque cuando lo miro escucho el silencio y se que es una tontería porque en esencia el silencio no se escucha, jeje. Esa sensación de paz y silencio a pesar de los nervios de alrededor no tiene precio y ojalá lo pudieses contemplar a mi lado.
Y finalmente llegas, y para saludarte el cielo se abre, el Sol te saluda, el blanco luminoso quema los ojos, y los cierras, no llevo gafas, menudo error. El cielo azul limpio tras la ventisca resplandece arriba mientras sirve de autopista a las nubes rotas y rezagadas del frente principal que minutos antes dejó la nevada. El silencio sigue reinando, sólo roto por las gotas de agua cayendo de la nieve que empieza a fundir con el contacto de los rayos solares. ¿Puede haber algo más bonito en invierno? un paseo en medio de la nieve recién caída, el crujir de la nieve al recibir tus pesados pasos, ¿puede haber sonido más agradable en invierno? Pues puede que sí, seguro que sí. Pero allí en ese momento no había nada mejor. Ojalá me hubieses visto disfrutar.
Cuando cae nada pasa, el mundo se detiene fuera, la vida se tiene dentro, dentro de una casa, dentro de uno mismo, se piensa y se siente más.
Cuando para, el silencio se rompe con la risa de los niños, los gritos de cuidado de los padres, el silencio se rompe con el latido de mi corazón a mil por la emoción, el silencio lo rompo con mis pasos.

Y allí viendo aquella ladera tantas veces contemplada, la vi diferente, vi su esencia. Porque quizás no era la ladera más bonita que podía haber, porque quizás no era la más fácil de manejar en aquel momento, pero es la ladera que decidí que debía ver, la más bonita que debía ver.

Nieve, esencia de invierno
Nieve, cambiando la visión de las cosas
Nieve, simplificando lo que veo
Nieve, trayendo la paz

Blanca es la esencia del invierno
Blanca es la esencia que pretendo



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