viernes, 24 de mayo de 2013

Un momento, un lugar... perdido en la naturaleza



Existen imágenes que son imposibles de preparar porque son el resultado del caos más absoluto de la naturaleza. Son imágenes que por más que intentes planificarlas, solamente pueden imaginarse bajo unas condiciones que existen normalmente en tu mente. Existen imágenes que hablan de momentos vividos y que sólo se obtienen estando allí en ese momento en aquel preciso  lugar...
Un cúmulo de circunstancias y casualidades quisieron hacer que yo llegase a ese lugar en el preciso momento que las nubes dejaban entrever algo de la inmensidad. El caos de la vida hizo que mirase en ese preciso momento hacia el este y la luz iluminase mi mente de la misma forma que ilumina el paisaje.
No es la mejor foto posible del lugar, y la mejor que podría haber sacado, pero bajo las condiciones en las que me encontraba es lo mejor que hice para llevarme un impresionante momento de la naturaleza a casa. El recuerdo en imagen de un momento que jamás se volverá a ver de la misma manera, que jamás se repetirá y yo fui testigo de un momento único allí arriba, en la montaña, donde las rocas sueñan con acariciar el cielo y donde el cielo juega a dejarse querer por la roca. Allí arriba donde los árboles vibran gozoso con el variable tiempo de la primavera, en las cumbres que en unos días serán abrazadas por el implacable abrazo del Sol. En ese lugar y en ese momento del sueño de la montaña me encontraba yo inmerso, y doy gracias al caos del universo por dejarme presenciar ese momento.
No es menos cierto que antes de poder hacer esta foto pasaron muchas cosas algunas de las cuales quizás debieron ocurrir de otra forma, pero la verdad es que pasaron como pasaron y del modo en que ocurrieron, las circunstancias me llevaron a este momento, cinco minutos antes o cinco minutos después es en ocasiones la diferencia entre estar o no estar. No pretendo saber si lo de antes pasó porque tenía que ser testigo de esto, no quiero saber si esto me va a servir para obtener algo mejor de lo que tengo. Sólo se lo que sentí en ese momento, y en ese momento, por un instante soñé volar como las aves. 
Esta es una imagen de la alta montaña mediterránea, de la reina de las montañas mediterráneas, una imagen a Sierra Nevada que en este día hacía honor a su glorioso nombre para alegría de los que me acompañaban.
Una imagen que me recuerda, salvando las distancias a muchas de las imágenes que se pueden contemplar en la película El Desafío (The Edge) de la cual es la música que acompaña la imagen. Ojalá un día pueda tomar imágenes de esas verdaderas moles de piedra y nieve que son las Montañas Rocosas...

Un momento basta para perderse
Una eternidad para encontrarse
Desearía haberme perdido en muchas ocasiones
Pero me alegra me hayan encontrado


jueves, 23 de mayo de 2013

Bajo la mole


Hay lugares cuya inaccesibilidad hace que el deseo de conquistarla se sobreponga a las dificultades que existen para llegar al emplazamiento. Eso es lo que me pasa con este lugar, recientemente conquistado.
Es un lugar prácticamente inaccesible y depende mucho de las mareas y la quietud del mar, sabía que se podía hacer pero no habían coincidido las circunstancias para ello. Pero aquella tarde fui variando los planes de localización para terminar en el lugar adyacente, el lugar donde siempre me había visto detenido. Esa tarde la indecisión me llevó allí y esa tarde la indecisión me hizo decidirme a cruzar...
al otro lado vi un lugar impresionante donde todo es grande, tal y como me lo había imaginado es un lugar fantástico al que sin duda volveré ahora que se que yo soy capaz de llegar.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Aprovechando que ando por allí...


La semana pasada recibí una llamada, la llamada de la esperanza, la llamada de la ilusión, la llamada para una entrevista de trabajo...
El lugar de la entrevista era Guadix, una bonita localidad en la provincia de Granada rodeada de espectaculares paisajes de muy diversa índole. Podemos pasar de las espectaculares vistas de Sierra Nevada a la no menos impresionantes Cárcavas del Marchal, pasando por incontables Choperas que en esta época rezuma frescor y verdor. Pero una de las posibilidades más interesantes de esta zona, se encuentra en las faldas de la Sierra Arana, donde el hombre ha adornado estas estribaciones con campos de cultivo de secano salpicados por magníficos ejemplares de encina que en algunas zonas constituyen verdaderos bosquetes típicamente mediterráneos. Esta zona está en esta época inundada por un mar verdoso un mar que se mueve sinuoso al paso del viento, un mar de espigas que aspiran a convertirse en el cereal que de vida a las gentes del lugar. Es sin duda uno de esos paisajes que aunque humanizados y domados tienen un encanto especial, tienen una capacidad de transmitir al observador algo que otros paisajes no pueden transmitir a pesar de ser totalmente naturales. Ese algo no lo puedo describir, solamente puedo decir que este paisaje me enamora...
Entre los diferentes procesos de selección que había que pasar allí en Guadix, había un intervalo de tiempo lo suficientemente grande como para permitirme escapar a este lugar a relajarme y, si las condiciones eran favorables a conseguir alguna instantánea digna de reseñar. Y así, tras una dinámica de grupo y a la espera de la entrevista personal que tendría lugar 6 horas más tarde en ese mismo día, me acerqué a ese lugar.
El día era fabuloso para estar allí, un viento moderado pero suave movía las verdes espigas formando olas que a falta de una costa donde romper, terminaban a los pies de las encinas que salpican el lugar. Un cielo que amenazaba descargar en cualquier momento respetó mi presencia otorgándome una luz extraordinaria y un cielo evocador. La combinación cielo campo me parecía sublime y las encinas aportaban el toque de atención ideal para enganchar al espectador a la imagen final. En este caso una amapola aportaba el toque de color que rompía la monotonía cromática del campo bajo aquella luz...

Verde mar de sueños
salpicado de verdes encinas
en tus olas se refugia la mente
del caminante que respira


martes, 21 de mayo de 2013

Un día especial para ella, un día especial para mi mismo...

Y llega el día en que te toca realizar un tipo de trabajo diferente al que estás acostumbrado y llega el día en que tienes que salir de la burbuja de seguridad en la que te has instalado a lo largo de los tiempos fotográficos que te contemplan. Y ese día me llegó el 4 de mayo de este mes de Mayo.
Adriana, la primera hija de Pepi y mi amigo Sergio esperaba a recibir el Bautizo y me pidieron que realizase las fotografías del evento. En un primer momento te pones a pensar si estás capacitado para realizar un trabajo así, empiezas a pensar si tu equipo es lo suficientemente versátil como habías pensado en otras ocasiones (en campo abierto mi equipo se comporta de manera más que aceptable y excelente en algunos casos) porque en un evento de estas características prima la velocidad para capturar esos momentos que se van a convertir en los recuerdos de toda la familia.

Tras pensarlo un poco me decidía a llevar a cabo el encargo, a sabiendas que mi equipo no es el mejor quizás, pero escudado en su versatilidad y en una habilidad para estos momentos que todavía no sabía que tenía. De manera que acepté y me preparé para tal evento.
Para el día señalado había limpiado a conciencia todo lo que se puede limpiar en un equipo fotográfico, nada debía fallar en ese aspecto para así poder disparar a discreción sin ponerme a pensar en lo sucio que tengo la lente o el filtro. Decidí disparar sin filtros protectores para maximizar la nitidez de mis objetivos y pensé que debería utilizar unos ISOs altos para compensar mi falta de luminosidad.
Una vez dentro de la iglesia, Sergio me comentó lo que se iba a hacer y que tendría carta blanca para moverme como quisiera por lo que me puse a ver el mejor sitio para obtener las primeras instantáneas, y creedme si os digo que por mucha libertad que te den, no la tienes e absoluto, porque me quedé paralizado al principio dando al botón disparador sin moverme del primer rincón en el que me coloqué. Quería captar tanto que me quedé bloqueado allí en el rincón, pero al final me pude soltar y me fui moviendo.

Una cosa que sí saque en claro es que hay que moverse deprisa y sobretodo anticiparse a los actos programados porque sino te pierdes el gesto la mirada. Es un trabajo que estresa porque no puedes parar, mirando por el objetivo con un ojo y mirando por el rabillo del otro ojo al resto de la iglesia por si pasa otra cosa. Corre, muévete, agáchate, súbete a algo, pufff... pero al final creo que saqué cosas interesantes que espero que a la familia le guste, entre ellas estas dos fotografías en primer plano de Adriana, la protagonista de este día y que tiene unos ojos que llaman muchísimo la atención.
Quiero agradecer a Sergio y a Pepi la confianza puesta en mi para la labor de retratar un día tan especial. Fue una experiencia más en este mundo fotográfico que tanto me apasiona y fue una forma de dar el salto a una disciplina, que aunque no es la que más me llena sí podría reportarme algún que otro beneficio (imaginad a lo que me refiero) He aprendido algunas cosas importantes para hacer fotos de este tipo de eventos que espero poder aplicar en futuros encargos.

Quiero también agradecer a Sergio que me permita subir estas dos imágenes de su preciosa niña para ilustrar esta entrada en el blog.