miércoles, 30 de mayo de 2012

Orgullo pasado


Cuando uno viaja por el Llano de La Calahorra (Granada) una de las cosas que más destaca en el paisaje del lugar son los aerogeneradores y las plantas solares que existen en la zona, un pago visual enorme que tenemos que pagar por nuestra dependencia a la energía. Pero no es de ellos de lo que hablo, si miramos al otro lado, a los pies de Sierra Nevada, emerge un monumento de color en mitad de los campos de cereal, un monumento al orgullo de un pueblo dedicado a extraer de la tierra piedras rojizas de las que obtener Hierro. Un monumento dedicado a aquellos hombres que dedicaron su tiempo a poner el nombre de un pequeño pueblo en los mapas del mundo. Un monumento al pueblo de Alquife.

Pero también es un monumento a la terquedad del ser humano, impetuoso y desafiante frente al medio natural que lo sustenta, que pretende extraer siempre el máximo beneficio tanto en recursos naturales como recursos humanos (a lo largo de la historia se ha comprobado que los grandes yacimientos minerales siempre coinciden en lugares deprimidos social y económicamente) llegando y sobrepasando los límites que el medio propone. Pero en ocasiones el medio natural muestra su fuerza de la manera más curiosa y el caso de este lugar lo es, ya que de tanto profundizar en la tierra llegaron al mundo de las aguas subterráneas, que ocuparon el lugar antes ocupado por la roca. Sin un tapón impermeable que contenga las aguas subteráneas, estas emergen a la superficie inundando toda la abertura de la explotación, convirtiéndola en un verdadero lago de varios cientos de metros de profundidad. Un caso muy similar al ocurrido a los enanos que vivían en las Minas de Moria, en cuya codicia y afán de profundizar más y más en la tierra despertaron al Balrog del primer señor oscuro y fueron destruídos (Aquellos que sigáis a JRR Tolkien sabréis de lo que hablo, al resto le sonará a chino ;-))

Los intentos de drenado de las aguas fracasaron en todos las ocasiones quedando ese mar interior como otro monumento.

El pueblo de Alquife muestra con orgullo esculturas e imágenes de un pasado mejor de un pasado que queda reflejado en el poblado minero de las Minas de Alquife. Un poblado creado por la compañía minera para albergar en su interior a sus trabajadores y familias con todos los "lujos" posibles para que el trabajador se sintiese contento. Hoy de eso quedan los recuerdos de los antiguos moradores, casas e instalaciones administrativas que se vienen abajo y mastodónticas estructuras de metal de color rojo que resistiéndose a ser derribados por el tiempo permanecen en pie haciendo recordar tiempos mejores para la zona.
Desde aquí mi homenaje a aquellas gentes con estas modestas imágenes que no pretenden más que mostrar algunas curiosidades actuales de los recintos.






3 comentarios:

  1. Enhorabuena por las fotos, y preciosas palabras las que les dedicas.

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  2. Me parece una entrada magnífica. Sientes y haces sentir. Sobre las capturas, impecables, muy en tu línea. El procesado cruzado quedó GENIAL. Enhorabuena German...

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  3. excelente trabajo y grandes palabras = gran maestro

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