Ayer volví al mar, no hacía nada en casa. Ayer volvía al mar para escuchar su sinfonía, para escuchar su voz. Soy un ser extraño amante de la montaña y sus paisajes ante todo, pero el mar, el mar...
Ayer buscaba una cosa, una foto y me fui con otra distinta. Al llegar a Retamar, el mar me saludó y comprendí al ver su blanca melena moverse con el viento que el motivo de mi visita había cambiado, el mar debería ser mi motivación esa tarde.
Un cielo limpio, frío, con alguna nube juguetona, lejos de las nubes retenidas más allá en las montañas nubladas, presagiaba una buena tarde de luz. Y mientras caminaba solo, me dejaba llevar por la sinfonía del mar. Nadie había por aquellos lugares, momentos perfectos para dejar la cabeza volar. Días y días de pensamiento suspendidos en el viento mientras la vista se pierde en un mar de espuma dorada por el Sol.
Pero se que cuando acabe el día, volverán a caer sobre mi todos los pensamientos que salieron volando, porque no me puedo deshacer de ellos, y día tras día me acuden a mi cabeza sin ser llamados, simplemente están ahí.
De la misma manera que un momento de pasión no es un momento desperdiciado, un instante de liberación es un momento bien aprovechado.
El Sol se va, la luz queda y yo sigo mirando. La luz se va el ocaso queda y me siento otra vez observando el horizonte con una hipnótica luz amarillenta que me impide apartar la mirada. La noche llega, el frío manda, y mi mente sigue allí atada mientras la sinfonía del mar sigue llegando a mis oídos.
...para quedarse, espero yo (lo siento por los que tenéis frío) el frío me hará sentir, me despertará y habrá de helar algunas cosas que no me dejan en paz.
El frío es necesario, el mundo necesita dormir, la vida necesita un descanso, el bosque, la montaña, la pradera, etc han gastado mucha energía durante la época estival, y necesitan recuperar fuerzas para que puedas disfrutar de bellas florecillas y estupendos olores la próxima temporada.
Ven a mi invierno
ve a mi reina blanca
Reina blanca bienvenida
esperaba tu llegada ansioso
por un verano caluroso
por un otoño avivando una llama
Reina blanca haz tu trabajo
cúbrelo todo bajo tu manto
deja la vida suspendida
trae la paz del silencio roto por tu frío aliento
Reina blanca, ven a mi
Reina blanca hazme tuyo
No es una foto de este año, ni siquiera del anterior, es de hace años pero con ella quiero dar la bienvenida a lo que parece que es ya el invierno.
Penumbra, calor, sonidos de los sueños en el que todavía andan mis amigos, un hilo de luz se cuela por la ventana, el día despunta. Sobre el tejado de la cabaña cae la lluvia con un sonido que me invita a acurrucarme entre las mantas, con un sonido que me llama a salir a la puerta.
Me levanto, la lluvia cesa, la humedad del ambiente impregna mis pulmones con la primera bocanada de aire, y con la segunda siento como se han renovado mis pulmones y como he eliminado de ellos el viciado aire nocturno del interior de la cabaña. Me abrocho la sudadera, me pongo el gorro de lana, hace fresco sí, algunos dirían que hace frío, y me siento en la butaca del jardín, algunas rosas en el rosal contemplan conmigo las nubes retenidas en las cercanas montañas, nubes que corren queriendo volver a la nube madre de la que salieron. Vuelvo a respirar profundamente, otro olor característico me empieza a envolver.
Las chimeneas empiezan a funcionar, el olor a leña quemada impregna la atmósfera todavía cargada con las gotas de agua de la lluvia pasada, alzando la vista veo como cae veo que se empieza a despejar, pero creo que no va a durar.
Más adelante se confirma lo que pensaba, nuevas nubes llegan ocultando de la vista todo aquello que anda allí abajo en el llano. Frío es el aire que llega con las nubes, más chimeneas funcionan mientras el pueblo despierta. Y comienza a nevar, primero como hielo, pero en pocos instantes llegan los copos de nieve, primero pequeños, luego grandes. Recojo mis trastos fotográficos y empiezo a caminar por el pueblo, las calles están vacías, la gente me mira desde el bar preguntándose a donde voy, que más te da (pienso yo) tu sigue en el bar. El olor a leña se confunde en algunos momentos con el olor a castaña asada ¡menudos olores, estupendos recuerdos! El silencio me acompaña roto por la nevada que ahora es más intensa. mis botas ya no caminan sobre asfalto pues ya he entrado en el camino, pero está nevado ya, oh maravillosa sensacional pisar la nieve recién caída.
Miro hacia atrás y ve mis huellas en la nieve y veo una imagen que me recuerda a otro tiempo, tiempo más sencillo, más amable en ciertos aspectos, más áspero en otros momentos, tiempos Vintage, aquellos tiempos que mi abuelo rememora con increíbles nevadas que los dejaban aislados durante días y tenían que caminar por caminos serranos como este para llegar al pueblo o ir a hacer sus quehaceres en la tierra. Al ver la escena me vinieron a la cabeza esas historias y vi esta escena con ese tono antiguo.
Hago la foto, y realizo otras fotos. Me lo paso bien. Aparecen por el camino una pareja de excursionistas, escucho sin querer su conversación:
-Ella "El paisaje es precioso"
-El "Y tu no querías levantarte a andar"
-Ambos "jejejeje" mientras ella se abraza a el me observan sonrientes
-Ambos "Buenos días"
-Yo "Sí que lo son, jeje"
Mientras se alejan pensé en incorporarlos a una imagen, pero entre que pienso y no pienso doblaron la curva y desaparecieron. Y me quedé pensando si algún día yo...
Se hacía tarde, y decidí volver al pueblo, parando, mirando al cielo, volviéndome uno con la nieve, ya no hace frío, mi cuerpo se ha adaptado, pero si ando mojado, pues no llevo impermeable. Pero si el cuerpo humano es agua en su mayor parte, no entiendo la razón de ese miedo a mojarnos, jaja.
Sigo caminando la nevada se hace menos intensa, parece que llega a su fin. y de pronto un sonido perturbador. El Wasap empieza a funcionar, he recuperado la cobertura, y mis amigos me llaman para preguntarme cuanto voy a tardar. Se acabo la tranquilidad. Entro nuevamente en el pueblo, olor a leña a asados y castañas siguen en el aire, me entra hambre, aprieto el paso, es hora de comer...
Vivimos en un mundo donde la magia escasea por no decir que no existe. Yo quiere creer que sí existe algo de magia en el mundo, latente, flotando en el ambiente, sólo hay que saber aprovecharla y saber encontrarla. Pero e ocasiones la magia se crea, e un momento, en un lugar, con una persona o personas, gracias al esfuerzo de las personas.
Existen lugares donde la magia te rodea donde las hadas se esconden tras cada árbol que ves y los gnomos viven en las setas. Lugares con magia propia que alimenta la fantasía de aquellos que los observan. Lugares donde cualquier situación se vuelve mágica. Un lugar para todos aquellos que les apasionan los cuentos de hadas ¿Porqué no?
Caminamos subiendo por la tendida cuesta durante un buen rato, el aire fresco de la mañana acompaña, el cielo está encapotado y unas primeras y finas gotas de lluvia mojan mi rostro, un día perfecto para caminar (pienso) no se que opinará el resto. Nos adentramos por fin en el bosque dejando atrás una subida entre tierras domadas por generaciones de hombres y mujeres curtidos en la tierra serrana.
Los árboles ocultan el paisaje y descendemos buscando el río que escuchamos corriendo alegre allá abajo en el fondo del barranco. Y de pronto se abre el bosque y aparece entre la niebla el paisaje del día. Una imagen que bien merece observarla con detenimiento, el encinar de la ladera de enfrente se muestra glorioso entre las nubes, la fina lluvia, que ahora cae con más ganas y no hace más que acrecentar la gloria de un paisaje fantástico, se escucha el canto de algunos pájaros y la suave brisa moviendo alguna hoja.
En mi mente aparecen imágenes de películas y documentales parecidos a lo que veo, donde avezados exploradores recorren rincones inexplorados de este magnífico planeta, rincones primigenios, intactos, donde el hombre es solo una palabra que arrastra el viento de lugares lejanos, donde los seres que allí habitan nada deben temer. Y respiro hondo y profundo, y sigo observando como las nubes abrazan a los árboles, como la lluvia se escucha en las hojas. Es el sonido del origen del mundo.
La niebla corre, la niebla quiere escaparse
la encina quieta, no puede moverse
la niebla se ríe de los árboles al pasar
el bosque mueve sus ramas para poderla atrapar
las nubes atesoran algo
algo que esta tierra quiere
un tesoro líquido que da la vida
un regalo que quita la sed que esta tierra tiene
Si te quedas un rato mirando la imagen, junto a la música, da la sensación que las nubes se mueven
Medio día, miro el horizonte y no lo veo. Nubes bajas, es lo único que se ve, vienen hacia aquí y pienso "el espectáculo va a comenzar" En ese día, en ese lugar la señorita otoño se va a encontrar con el tipo duro del invierno y yo voy a estar en medio. No se que va a pasar, pero debo investigar. No disfruto el encuentro: debo coger la cámara con una mano mientras sostengo el paraguas con la otra, preocupándome que no se moje la mochila y que la cámara no se empape demasiado. Disfruto el encuentro: mis estación favorita y mi elemento favorito (la nieve) y yo puedo disfrutarlo en ese momento y lugar, por fin puedo conjugar ambos momentos y estar ahí para fotografiarlos. Estoy en la primera nevada de la temporada.
Cada año la misma se repite la misma historia, dos amantes condenados a entenderse a pesar de ser tan diferentes:
Cálida siempre ella a pesar del frescor que la rodea, la señorita otoño espera
Frío el que llega, iracundo y rudo en su llegada abre el invierno la puerta sin avisar
Ella sabe que viene y se viste para el de oro y rojo esperándolo una vez más
El sabe que ella espera y sus ganas le hacen perder sus modales
Ella lleva tiempo preparándose, se desnuda delicadamente, se quita la ropa con cuidado
Pero el no entiende de esperas y la desnuda con frialdad
Ella tiembla una vez más ante su presencia y acepta su destino de desnudez
El la toca con frialdad
Ella llora lágrimas doradas mientras es agarrada
El viene con un regalo, un manto blanco para cubrir su cuerpo desnudo
Ella siente frío mientras se posan sobre ellas los diamantes que forman el manto
El, que había entrado rabioso, se vuelve ahora cariñoso.
Ella siente su abrazo cada vez más cálido y delicado
Juntos se encuentran por fin
Ella se deja llevar
El marca los pasos ahora
Ella pregunta ¿por qué me haces sufrir así?
El pide una vez más disculpas por su entrada sin avisar
Ella acepta resignada y sabe que el próximo año se repetirá la historia una vez más
Solamente queda de este encuentro el blanco roto por las lágrimas doradas de la estación pasada
Caminar por la naturaleza tiene sus sorpresas, en ocasiones te puedes encontrar elementos que generan situaciones entrañables bonitas o trágicas. La sabiduría popular llena los caminos, montes y costas de historias y leyendas y al ver esta imagen bien podría uno pensar en la leyenda de dos personas condenadas a intentar conseguirse el uno al otro de alguna manera.
Esta imagen me recuerda a la de un amor no correspondido castigado por alguna razón. O es un castigo a un amor no tolerado por ser ...
El fuerte como la roca pertenece a otro mundo, ella bella como las flores se enamora perdidamente, de manera que antes que tolerar que ambos mundos coincidan, prefieren castigarlos de esa manera. A él lo convierten en roca para que no pueda llegar a ella y sentirla, a ella la castiga con raíces para no se pueda mover pero la ponen cerca de él para el sufrimiento sea mayor. Pero ella poco a poco se acerca a su amor para darle un beso y así despertar los dos.