lunes, 3 de junio de 2013

Caminando hacia...


Algo he aprendido en el tiempo que llevo haciendo fotos, que la mejor foto no suele estar donde me bajo del coche, no suele estar al lado del camino; la mejor foto no es fácil de encontrar. Hay que caminar, hay que sudar, hay que moverse alrededor, subir bajar, arrastrarte, pincharte, tropezar y caer, mantener el equilibrio, mojarte, enfriarte o acalorarte, todo ello para llegar al lugar y quizás no encontrar lo que esperabas o encontrar lo que querías pero de una forma que no es la que deseabas, y la miras y remiras, y das vueltas y más vueltas y no lo ves, y te vas a dar por vencido porque no funciona como debiera porque a la primera no te entró como deseabas.
Pero ahí estás ahí lo tienes, ¿Porqué te vas a ir sin dar alguna vuelta más? ¿Porqué no le das algunas vueltas más? dale otra oportunidad, con lo que te ha costado llegar... Y te quedas y le das más vueltas, y eh!! sorpresa!! ves algo, empiezas a ver que empieza a funcionar, todo empieza a encajar, lo que creías podía ser, parece que será, y lo que no empezaba, empieza a funcionar en la mente. Se produce el milagro, y aquello que parece que no llegaba, al final llega. Y la recompensa de la espera es mayor, porque lo pasado hasta llegar ahí no lo ha puesto fácil, creíste que te volverías con las manos vacías y al final consigues lo que querías (o más o menos)
Como en la fotografía, en la vida las cosas no suelen estar cerca del camino, ni se llega fácil, ni está ya hecho, porque quizás nadie te ha mostrado su mejor cara, porque nadie ha pisado esos lugares, porque pocos antes se atrevieron a tener paciencia cuando lo vieron. Pero al final, el pasar la penuria de llegar y aguantar cosas que no encuentras sentido a aguantar tiene la recompensa y satisfacción de haber conseguido "Lo Imposible" algo que parecía no tener un provecho es de lo mejor que has encontrado. Sí. con esfuerzo y con incomodidades, pero al final consigues lo que buscabas.
Normalmente, para conseguir llegar al prado más hermoso, he de cruzar los caminos más peligrosos y espinosos, me habré pinchado en las zarzas y me habré mojado en el río, pero si el final del camino es lo que  espero habrá merecido la pena el esfuerzo, y si no es lo que buscaba, le daré más vueltas para encontrar lo mejor. Y si aún así, no es lo que quería... me quedará la experiencia del error, la sabiduría del dolor y la satisfacción del esfuerzo.

Una sesión con mi compañero Juan Manuel Estrada en la Playa del Arco, llegando tras un caminar entre piedras, bolos y lenta arena a unas rocas que al final me dieron una imagen para recordar un momento. 


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