miércoles, 19 de diciembre de 2012

Una postal para un gran lugar...


Mónsul, una de las calas que podríamos denominar el buque insignia de las calas del Parque Natural Cabo de Gata Níjar, no había caído todavía en mis garras de la manera que considero debía caer, tengo fotografías de numerosas partes de este fabuloso Espacio Natural Protegido, pero de Mónsul no tenía ninguna que mostrara lo especial que es este rincón. Y desde el sábado 15 de Diciembre de 2012, puedo decir que tengo una imagen que me gusta de este lugar. 
Lo bueno de caminar por las playas en invierno, es que se puede disfrutar de estos lugares de una manera solitaria, acompañado del sonido del mar y del viento, con un aroma a costa que impregna todos tus sentidos. Sin huellas humanas, donde las únicas cosas que encuentras son restos dejados por la marea. Es en estos días cuando puedes ver una cala y contemplarla en su verdadera magnitud. A esta playa, como Genoveses (todavía tengo pendiente una imagen que me llene) hay que darle creo yo un toque salvaje un toque de inhóspito, pues es en esos adjetivos donde Mónsul muestra su grandeza. Un paisaje de película.
Pero una vez estás allí es irremediable pensar en la típica imagen que todo el mundo se  lleva sea la época que sea, la peineta, el emblema de la playa y lo que distingue verdaderamente este lugar. No has estado allí si no muestras una foto de la Peineta de Mónsul.
Esa tarde había elementos meteorológicos y costeros que podían hacer que la típica imagen se convirtiese en una imagen más acorde con el lugar y con lo que tenía en mente. Oleaje intenso y fuerte viento de poniente ponían el chocolate para el pastel. La fuerte marejada creaba pequeñas charcas en los primeros metros de costa y con cierta periodicidad el agua inundaba la arena para alimentar esa charca. El viento por su parte levantaba la arena y la hacía correr como si no hubiese mañana...
Cuando llegas y la arena te pega en los ojos te cabreas, pero cuando te adentras y ves que la arena dibuja sinuosas líneas flotantes sobre la arena asentada en la playa, piensas de que manera puedes conseguir atrapar esas líneas de flujo en una imagen y como quedarán en una composición. Luego, claro está, tenemos el problema de ver como hacer que esas finas y juguetonas líneas de arena aparezcan nítidamente en la imagen (eso es otra historia). Caminando por la playa aparecen los elementos para componer, la Peineta, una rama abandonada por la marea y  colonizada por unos moluscos, el mar atormentado y la arena arrastrada por el viento junto a una luz dorada característica de esta época del año. Con todo esto había que hacer una buena imagen, y creo que e esta ocasión lo he conseguido, aunque fotografiar el viento no es nada fácil. Al final, una postal digna para una lugar de película. Habrá que volver para intentar robar en otra ocasión otra imagen digna a este lugar, pero por el momento tengo una imagen que me gusta por fin. Espero os guste también a vosotros y vosotras.

Y allí me quedé varado quemado por el Sol y peinado por el viento. Enterrándome en las arenas del tiempo y el olvido, contemplo a la reina. Tan grande y majestuosa, tan lejos,  tan sola. Y quisiera estar a su lado para ser parte de ella, pero el tiempo borrará mi presencia y se olvidarás de mi. No recordará quien fui ni donde me vio, mientras yo allá donde vaya siempre me acordaré de ella. Hasta que el cuerpo aguante algo suyo será mío y eso ni el viento, ni el mar, ni el tiempo, lo podrán cambiar.



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