viernes, 12 de julio de 2013

Una tormenta me estropeó un plan, otra tormenta me alegró la noche...


La noche del martes 9 de Julio tenía apalabrada y concertada un asunto fotográfico en la zona de los escullos y durante toda la tarde la zona oriental de la Península Ibérica se encontraba bajo la influencia de aire frío en capas altas de la atmósfera, con lo que las tormentas campaban a sus anchas por todo el levante español, Almería no era una excepción. Pero conozco estas condiciones y se que las nubes de las tormentas una vez descargada la energía se deshacen casi tan deprisa como se formaron.
Esa era mi esperanza esa noche, porque así podría realizar el encargo como me lo habían pedido. Necesitaba un cielo estrellado para hacer unas fotos pero las nubes que aunque delgadas y rotas parecían carecer de entidad, sí suponían un impedimento para contemplar el cielo nocturno con todo su gloria y tras realizar algunas tomas, decidí aplazar la sesión para el día siguiente con la esperanza que el cielo fuese más benévolo. Y así fue como una tormenta me estropeó un plan...
Lo curioso de todo es que una vez se marcharon las personas que me acompañaban, la tormenta y los rayos desaparecieron sin dejar rastro (maldita suerte la mía, ahora que puedo disfrutar de los rayos estos se acaban, menuda suerte en este comienzo de noche). Así las cosas decidí ir a la zona arrecifal de Cabo de Gata (Arrecife de las Sirenas) para hacer unas nocturnas con la esperanza que las nubes no llegasen allí y pudiese divertirme un rato cazando estrellas. Y así fue tras un tiempo de espera en el coche viendo posibilidades mientras las nubes pasaban.
Comienza la diversión estelar y las fotografías empiezan a caer, buenos resultados en el sensor de la cámara bajo un cielo estrellado con alguna que otra nube despistada en el cielo, restos de la tarde pensaba yo, pero me equivocaba, eran las nubes que llegaban de una nueva tormenta que se acababa de formar en las inmediaciones de la Sierra Alhamilla, bastante cerca de mi posición. Pero eso todavía no lo sabía, tan solo veía como las nubes ganaban terreno a las estrellas...
Así las cosas y dadas las horas en las que me encontraba, decidí retirarme hasta otro día, pero cual fue mi sorpresa cuando llegué al poblado de Las Salinas de Cabo de Gata que la tormenta se veía perfectamente relampagueando lo suficientemente cerca y con la frecuencia perfecta para cazar rayos. Así que me detuve en la Iglesia y me puse a cazar. Y así fue como una segunda tormenta me dio lo que me quitó la primera, la posibilidad de divertirme como no muchas veces.
Menos mal que me encontraba en soledad en ese momento porque a cada rayo cazado, le seguía un balie de la felicidad y gritos de júbilo, jajaja. Una danza de la lluvia quizás para pedir que la tormenta durase un poco más. Menudos momentos de felicidad, de no pensar en nada más, de desear que la tormenta se acercase más y más...
De esta manera pude obtener una imagen soñada desde hace tiempo, que no podía imaginar podría capturar. EN ocasiones la foto es espontaneidad y fruto de la casualidad de estar en el momento y en el lugar indicados, como muchas cosas en la vida.
Mientras cazaba rayos pensé en cambiar de localización para obtener imágenes más cercanas de los rayos y creo más espectaculares, pero no me dio tiempo a llegar al nuevo lugar pues como suele pasar, lo bueno se suele acabar tan pronto como llega. Para otra vez quedará esa nueva idea mental fotográfica.
Estoy tremendamente contento con la imagen obtenida, llena de color y fuerza a pesar de ser tomada en plena noche. Pero es que la naturaleza en ocasiones nos regala momentos únicos e inolvidables que si se tiene la oportunidad, hay que aprovechar...



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