lunes, 29 de octubre de 2012

El bosque

En la fotografía de la naturaleza y paisaje, no hay elemento que me llame más la atención que el bosque, por encima de la costa o la misma montaña. Las imágenes de bosque tiene un magnetismo que me atrapa, me embelesa, me enamora a simple vista. Y si añadimos a la imagen el toque de la niebla, estoy hablando de una imagen capaz de transportar mis pensamientos a mundos mágicos que sólo existen en el subconsciente colectivo de la sociedad donde los gnomos, las hadas, los duendes y toda clase de seres míticos y mágicos habitan y pasean con total impunidad.
Por desgracia en Almería, no ya el fotógrafo sino también el senderista y amante de la naturaleza no dispone de mucho surtido como sí lo tiene cualquier persona que habite o visite el norte de España. Disponemos de grandes extensiónes de pinares e estupendo estado de conservación y en menor medida encontramos encinares, antaño extensos y en la actualidad en periodo de recuperación (el cambio climático puede jugar un papel muy importante en esta recuperación) Siempre bosques de tipo perenne que no pierden la hoja e otoño - invierno. Pero es esta última opción la más llamativa, por sus colores en otoño y la que más se busca en otoño, así que toca buscar y encontrar enclaves con la magia suficiente como para rivalizar en belleza con los magníficos bosques atlánticos del norte peninsular.
El bosque siempre está presente en la mente popular, ya que desde pequeño te cuentan historias y cuentos que vienen desarrollándose en bosques magníficos. Las peores historias de terror ocurren en inmensos y oscuros bosques. Los gnomos habitan bellos bosques, y toda una serie de seres fabulosos tienen una conexión especial con el bosque en general.
Por todo ello, el bosque tiene una característica especial, casi mágica de atracción para con las personas. Tener el privilegio de poder "perderse" en un bosque es algo que todo el mundo debería hacer y apreciar alguna vez en la vida. El silencio, el baile de las ramas, el silbido de las hojas, el canto de algún pájaro furtivo, el crujiente paso del que camina sobre las hojas recién caídas, un cúmulo de sensaciones que llenan los sentidos y hacen que la mente se evada de sus preocupaciones mundanas. Caminar entre la niebla o mientras la fina lluvia cae en las copas de los árboles que protegen al caminante de más abajo, no hace sino añadir un plus de magia y fantasía a unos lugares llenos de leyenda, donde la vida trascurre a otro ritmo, donde el corazón late al ritmo de las estaciones.

Me encontraba caminando solo y perdido 
pero me metí en un bosque
y encontré mi camino



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